Las primeras maestras. Los orígenes del proceso de feminización docente en España.

 



REALIZADO POR:

María Azañón Cabeza

Daniela Ligia Bota

Natalia Fernández Kudniar

Maria Carolina Sola Medina





INTRODUCCIÓN

En este libro, la autora Sonsoles San Román pretende hacer un homenaje a la mujer, ya que la mayoría de los profesionales que trabajan el sector educativo son mujeres haciendo un análisis de su evolución desde un enfoque histórico-social y basándose en la sociología y en la filosofía.

El origen de todo ello está en la Ilustración, un movimiento cultural que surge en Europa en el siglo XVIII que rechazaba el Antiguo Régimen y defendía la alfabetización, la cultura y el uso de razón.

Durante la década de 1770, bajo el reinado de Carlos III se dieron los primeros pasos al rol de la maestra española. Hay varios eventos que provocan avances y retrocesos en las leyes entre 1771 y 1830; surge el primer modelo de maestra. Eran mujeres analfabetas enseñando a zurcir a mujeres socioeconómicamente inferiores mientras que a las con un nivel social y económico más alto aprendían a bordar. Debían seguir el comportamiento que correspondía a los cánones de ese momento.

La maestra maternal fue el siguiente modelo en aparecer en las escuelas gracias a la ley de Moyano, aunque con cierta desconfianza y exclusión social. Dicha ley fue muy beneficiosa para la mujer, aunque exigía un fuerte nivel académico y abría camino a las escuelas privadas. A pesar de ello, poco a poco fueron desapareciendo las diferencias en el proceso de formación de un sexo y otro y el último impulso lo dio la filosofía krausista y la metodología froebeliana volvió a hacer acto de presencia es así como surge el tercer y último modelo: la maestra intuitiva.

Así pues, trataremos de abordar las principales ideas que la autora expone en el libro haciendo una síntesis del mismo. Para ello, nos tendremos que remontar al siglo XVIII, más en concreto a la Ilustración; un periodo en el cual la mujer era totalmente excluida del sector y se le negaba incluso su instrucción y cultura. Por consiguiente, veremos las distintas etapas y procesos por los que tuvo que pasar; desde los primeros movimientos sociales hasta la regulación de la primera norma jurídica relativa al sistema educativo, así como, las posteriores leyes y su inclusión en el sistema.

PRIMERA PARTE: LA EDUCACIÓN DE LA MUJER EN EL PROYECTO DE LOS ILUSTRADOS: FUNDAMENTOS TEÓRICOS

CAPÍTULO 1: ILUSTRACIÓN Y EDUCACIÓN. CONTRAPOSICIONES DE UNA ÉPOCA DE TRANSICIÓN

En el pasado, al contrario de ahora había una exclusión a las mujeres del sistema educativo. Conviene pues, abordar la mentalidad y situación histórico- social primero.

El origen de todo ello está en la Ilustración, un periodo marcado por prejuicios de los que somos herederos. Surgen las primeras obras características del sistema educativo. Entenderemos la educación de las mujeres, el desarrollo y origen de la profesión de maestra. La justificación de los presupuestos que justificaron la implantación del sistema educativo está basada en la desigualdad de clases, sexos y razas.

Para entender toda esta evolución, ideología e incorporación de la mujer a la educación el siglo XIX, primero nos deberemos fijar en la opinión de los grandes pensadores. Analizaremos sus ideas en el camino hasta que la mujer llegó a ser maestra, así como, los prejuicios que hacían que se imposibilitase a la mujer a dedicarse a la enseñanza. La autora nos advierte de que las fechas que aparecerán serán a modo orientativo, ya que, los modelos se han solapado unos con otros, no aparecen o no desaparecen.

CAPÍTULO 2: FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA DE LOS MODELOS DE MAESTRA EN LAS OBRAS DE ROUSSEAU, KANT Y CONDORCET

1.         MAESTRA ANAFALBETA (1783-1838):

En esta primera fase, el objetivo es crear un Estado democrático, es decir, que los ciudadanos decidan sobre el futuro del país. Es el principio de la incorporación de la mujer a la escuela pública para solventar los problemas económicos y sociales que atravesaban, ya que, era un sistema muy desigual para ambos sexos. Los ilustrados no apoyaron este movimiento, todo lo contrario, se produjo una exclusión social por la renaciente burguesía en la que el hombre tenía un papel fundamental y que necesitaba a la mujer como respaldo privado.

Las primeras maestras no tenían una alfabetización adecuada pero sí una buena moralidad en las escuelas y, por tanto, su formación era en el espacio doméstica. Quedaban fuera de la libertad y sin derecho de cultura e instrucción.

A continuación, veremos cada situación histórica, así como, los problemas y contradicciones que hacen que aparezcan nuevas funciones asignadas a la mujer. Analizaremos pues, los presupuestos teóricos y los planteamientos que llevarán a la implantación de la mujer en el sistema educativo. Para ello, nos apoyaremos en Rousseau y Kant cuya misión será analizar la escasa cultura que las mujeres tenían al ser totalmente dependientes.

Ambos autores consideran que el estado de naturaleza de la mujer es de dependencia, es decir, la mujer cuidaba del hogar, de la economía y de los hijos. Además, afirman que su estado natural solo puede ser de dependencia y que son maestras para toda la vida de sus hijas y para los niños solo durante su infancia. La cultura no es necesaria para ellas porque todo lo que hacen lo hacen porque les gusta.

Los hombres eran conscientes, pero no era un problema social. Las mujeres sólo podían educar a las niñas ya que éstas no tenían derecho a la ciudadanía. Las diferencias entre ambos sexos están determinadas por sus cualidades que hacen que la mujer solo se pueda dedicar al hogar y al matrimonio por sus características. Esto hará que más adelante sean las que más participen en la escuela.

Kant añade a esto que la dependencia conyugal es por ser ella más agradable y ágil, tiene astucia, coquetería, se fija en los detalles pequeños y adornos. La mujer nace con todo lo que necesita para desarrollarse como ser humano. No necesita entender, sí sentir, y tiene un carácter sensible, no intelectual.

Para Rousseau solo si la mujer era educada en el hogar se podía asegurar que fuese a educar bien a sus hijos, si bien es cierto, que el problema era que las mujeres eran analfabetas y no podían transmitir conocimientos de instrucción. Ponía dos casos: el de un chico y una chica. La educación de Sophie era un proceso productivo, se les educaba en las funciones sociales que la especie le atribuían, sus estudios no deben ser teóricos, sólo se podría aplicar los procesos productivos descubiertos por el hombre. Las madres deben ser el ejemplo. En el caso de Emilio su educación estaría dirigida por un tutor (no analfabeto) hasta la mayoría de edad (veinte años) que sería libre y estará sometido a la sociedad civil. La diferencia principal que hay entre Emilio y Sophie es que la naturaleza del primero no es fija, será un hombre ilustrado preparado para participar en la sociedad.

2.         LA MAESTRA MATERNAL (1838-1876)

Las mujeres tienen una función maternal ya que lo más normal es que la mujer dedique más tiempo a la crianza que el hombre. Es esa función biológica la que más ha condicionado el papel social y por ello, quedaron renegadas a seres que sienten.  La mentalidad hace que haya una exclusión que define el modelo de maestra analfabeta, es decir, maternidad como destino natural o sobrenatural de la mujer. Para Rousseau o Kant el encadenamiento a esa función biológica a ese estado de dependencia natural de la mujer en su tiempo. Por eso se excluye a la mujer. Con el tiempo esto ha variado.

La maestra maternal surge en la primera mitad del siglo XIX y su función es resolver la cuestión social y atender a las necesidades de la clase obrera. En España surgen los primeros párvulos.  La difusión de este modelo empieza en Inglaterra y se empieza a dar por el resto de Europa. Se produce el fin del analfabetismo de la mujer: mujeres más cualificadas y fuera del hogar.

En España surge el sistema nacional de educación. La intervención del estado hará que haya mucha demanda de escuelas y que decidan proceder a la inclusión de la maestra en las escuelas, esto es muy poco a poco, primero con límites, prejuicios sociales, papel de subordinación y dependencia. La mujer es necesaria porque tiene muchas cualidades: él autoridad, ella: cuidar maternalmente. Estas funciones de sumisión y dependencia se extienden a la escuela.

Lo expuesto hasta ahora es pues, una dicotomía hombre/naturaleza-mujer para Kant y Rousseau. A continuación, hablaremos de las diferencias entre ambos autores.

Rousseau considera a la mujer como ‘aquella Circe enigmática que convertía en cerdos a los hombres, haciéndoles regresar a sus instintos, a su naturaleza animal’ (San Román, 1998, p.31). Por su parte, Kant piensa que no es un peligro sino complementariedad. Las diferencias comienzan desde la temprana edad y afirma que la influencia de la mujer es necesaria y positiva porque la especie le ha dado a ella la belleza necesaria para refinar la sociedad. Es un problema natural y social. Aboga por el matrimonio, ambos se complementar, él es inteligente y ella es bella. Deben doblegarse el uno al otro por la ley de la naturaleza. Serán igualmente imprescindibles en la escuela.

Así, la maestra materna es requerida para cubrir las lagunas debido a las diferencias naturales.

3.         LA MAESTRA INTUITIVA (1868-1882):

La autora asiste a una conferencia de Cristina Alberdi y nos cuenta su experiencia. Alberdi decía que antes si tratabas de exponer alguna de las ideas sobre los derechos de la mujer te exponías a que te encarcelasen. El gobierno hace avances a favor de la igualdad y democracia.

Cada día la mujer participa más en la escuela que acoge de forma indistinta a ambos sexos y aparentemente con una igualdad formal. Todos somos herederos de manera inconsciente o no de los prejuicios ancestrales. El concepto de naturaleza femenina hace que hoy en día siga habiendo desigualdades y por tanto casos de inclusión o exclusión social de la mujer, sigue siendo un concepto difuso. Hay muchas razones como maternidad o prejuicios.

Los prejuicios hicieron que en un principio las mujeres no se insertasen en el círculo de profesiones. Fue a partir del siglo XIX cuando se empezó a solucionar esta cuestión gracias a aquellos hombres que se concienciaron del problema.

Aunque hasta el siglo XX la mujer no tuvo acceso nada más que a niveles básicos de enseñanza. Las acciones quedaron en intenciones, se limitaron a ensalzar a la mujer como educadora. Así, estaban a medio camino entre tradición y modernidad, no estaban muy de acuerdo con la idea de dar la misma educación al hombre y a la mujer. Seguían anclados a ese pensamiento antiguo. La maternidad entendida como función social hace que se incremente la necesidad de tener profesoras en el sistema educativo.

En el siglo XIX los neokantianos y krausianos recogen el testimonio de Condorcet quien considera a la mujer como la persona idónea para ser maestra. La influencia positiva de Kant surge efecto. Surge el concepto de ‘madre concienciada’ para compensar las diferencias sociales y culturales de la infancia y la necesidad de darlas una mejor instrucción.

La maestra racional intuitiva es aquella profesional que cursa un currículum específico en escuelas de maestras con una metodología específica que será la de Fröebel. Se solapa con la segunda fase de la revolución industrial. Dicho modelo se comienza a difundir en Alemania y después surgirán en el resto de los países, en el caso de España fue en 1876.

Condorcet rechaza el concepto de desigualdad natural. Las desigualdades son fruto del proceso de socialización y el origen social al considerar la maternidad como límite biológico hace encumbrar al hombre como protagonista y relegar a la mujer. El estado es el responsable de que haya igualdad instrucción para todos. Además, denuncia el sometimiento de la mujer al varón como algo negativo. Está convencido de que la mujer puede actuar por principios propios y advierte de los peligros de que la mujer no esté instruida. La experiencia de la maternidad más la instrucción hace que tengamos a una maestra concienciada de su trabajo. En consecuencia, su propuesta es que las madres de familias más pobres colaboren en la educación de sus hijos.

La mujer conoce bien a los niños y por tanto comprende mejor su infancia. Por eso, es la candidata idónea. No hay ni comportamientos ni cualidades innatas en la mujer ya que todo es fruto de la experiencia. Se muestra en el polo opuesto a Kant y Rousseau al defender a las madres educadoras. Todos apoyan de su manera a que las maestras sean mujeres.  Más tarde junto a los, krausistas y froebelianos se pronunciaron a favor de la inserción a la mujer en la enseñanza.

Así pues, la ideología económica lleva a los hombres a mostrarse favorables con la idea de que las mujeres sean insustituibles en el aula. Aun así, se permitió justificar su exclusión en otros trabajos mejor pagados que quedaron para los hombres.

SEGUNDA PARTE: LA MAESTRA ANALFABETA EN LOS ALBORES DE LA EDUCACIÓN

            Hasta los últimos años del siglo XIX el magisterio era “un trabajo de hombres”, sin embargo, a finales del siglo XX la docencia ya era mayormente practicada por mujeres en las áreas de menor prestigio. Todo esto tras cambios sociales y guerras, entre otras, que han afectado al país; y a pesar del rol al que se le encasilló a la mujer durante mucho tiempo.

Cuando surgieron las primeras maestras en España se formaron los sistemas escolares. Esta escuela nace por la utilidad que daba a los ilustrados de este país que, a pesar de ser pocos, eran conscientes de lo que se necesitaba para poder promover una reforma social y económica mediante un modelo educativo. Esta propuesta actuando directamente en los niños y las mujeres, siendo estos el motor de su reforma.

Campomanes incluye a la mujer en sus proyectos de reformas, pero la excluye de trabajos en los que ve más productivo al hombre, la más destacada era el pilar de la economía de España: la agricultura. Las mujeres destacan en campos como el textil donde son la mejor opción al recibir un salario inferior al de los hombres; no le importaba la falta de cultura en estas e incluso propuso que las mujeres de bajo nivel adquisitivo terminaran en las casas de las nobles para aprovechar el tiempo. El ilustrado propone que los hombres españoles pasen a formarse fuera del país para aprender diferentes oficios, pero las mujeres no corren con esa suerte. Su objetivo no era su alfabetización, sino introducirlas en su proyecto.

La escuela nace con la burguesía y con un aumento de poder gradual del estado, ya que la institución se sitúa dentro de un marco de poder ligado a un interés económico, surgiendo el funcionariado docente. La escuela es creada con el fin de controlar una sociedad indisciplinada: la maestra analfabeta tiene como objetivo crear a niñas sumisas y dependientes del hombre, y formarlas para conseguir una profesión en el hogar y en el sector textil.

Entre sus principales cometidos estaba el de imponer a las niñas más desfavorecidas las pautas de la clase media. Además, querían que los pobres se habituaran a trabajar para acabar con su baja productividad; era la escuela quien acabaría con este mal vivir.

En cuanto a las primeras maestras de escuela pública en España, durante los últimos años del reinado de Carlos III, aparece en España la maestra analfabeta. Este modelo de educación reproducía la ideología de la familia en base a la cultura cristiana, convirtiendo a la mujer en ejemplo moral desde el ámbito privado.

El monarca se empeña en crear un modelo de mujer laboriosa y productiva, consiguiendo forjar mujeres aplicadas y mantener el orden político-social. Impulsó la creación de las Diputaciones de Caridad, cuya misión era crear escuelas y entidades caritativas en los barrios. Fue la Real Cédula la que estableció oficialmente las escuelas de niñas en España, respaldadas económicamente por las Diputaciones de Caridad. Además, existían las Escuelas Patrióticas, dando lugar a dos tipos de maestras.

En 1771, se establecieron los requisitos para el magisterio de Primeras Letras, siendo necesario pasar una serie de pruebas. Sin embargo, la maestra solo necesitaba tener buena reputación y costumbres; encargándose de enseñar la cultura femenina. Las ayudantes elegidas entre las alumnas eran examinadas bajo las mismas condiciones, asegurando el mantenimiento del régimen político.

La Junta de Damas de Honor y de Mérito nace en 1787 para vigilar el funcionamiento de las escuelas femeninas, está compuesta por catorce Damas ilustradas que además se hicieron cargo de la educación en las cuatro Escuelas Patrióticas.

Carlos III conforme de que fueran damas quienes dirigieran estas instituciones, alistó a la princesa de Asturias y las infantas doña Mariana Victoria y doña María Josepha, dando gran prestigio al nuevo organismo y creciendo el interés por la educación a la mujer.

En las Escuelas Patrióticas las alumnas aprendían a confeccionar objetos textiles, que eran puestos a la venta. Esto la capacitaba para trabajar en fábricas y para la producción doméstica. Su único objetivo era ocupar a los pobres en tareas de las industrias artesanales.

El Informe Quintana es el siguiente paso tras el ligero aporte que dio Carlos III a la alfabetización femenina, formulado como parte del progreso del país e incluye el principio de la igualdad en cuanto la educación. Los niños criados en pueblos se centraban en trabajos más útiles como la artesanía, intentando desligarse del aprendizaje memorístico.

También presenta un punto de vista funcionalista con una educación accesible, uniforme pública y gratuita; Quintana considera esto deber del Estado, aunque ve innecesaria la inclusión de la mujer a la enseñanza, lo moral antes que a lo pedagógico. Se separa al hombre, con un abanico más amplio de posibilidades basadas en su talento y sus habilidades, de la mujer, limitada a un solo fin.

La Constitución de Cádiz ligó esta labor a la Dirección General de Estudios y todo lo incluido en el informe serán de gran importancia en el decreto de 1814 que dedica un artículo a la formación de la mujer.  Todo este avance da un giro de 180º con la llegada de la ley educativa durante el reinado de Fernando VII.

A principios del 1807 el coste de los títulos era elevado y por ello se consideraba a la enseñanza una profesión de gran prestigio, aun así, aquella época no contemplaba que la retribución económica de la mujer fuera un detalle importante debido a que no necesitaban cobrar tanto como los hombres. Finalmente, las ganancias de un maestro eran bajas y en algunos casos no generaba suficiente para subsistir.

Sobre el año 1825 hubo un importante aumento; por ejemplo, la situación económica de los docentes de Primeras Letras notó un gran cambio con la llegada del Plan de Escuelas de Primeras Letras, pasando de cobrar en Madrid 1200 reales al año a cobrar 8000, aún así las mujeres cobraban solo 3000.

No se distinguían muchos picos entre los sueldos de maestras públicas con los de las privadas, aunque se caía en la creencia de que una educación privada era mejor que una pública los salarios de las maestras no variaban mucho entre unas y otras. Sin embargo, se aseguraba que era más importante el prestigio que el sueldo.

TERCERA PARTE: LA MAESTRA MATERNAL EN LOS INICIOS DE LA MODERNIZACIÓN

CAPÍTULO 8. MONTESINO:LA MAESTRA ANALFABETA A LA MAESTRA MATERNAL

Montesino trajo innovaciones educativas a España, ya que, tenía un profundo interés por la educación de la mujer y la formación en la infancia.  Publicó el primer manual para los maestros y analizó los efectos sociales que se producían al haber un abandono del sexo femenino ya que consideraba a la madre como pilar en la infancia de sus hijos hasta los 7 años. Defendía la alfabetización y moralización de la mujer, pues estaba preocupado por la infancia de éstas, ya que se suponía que la educación femenina era muy importante. Consideraba que la formación es muy importante para las maestras ya que es una manera de hacerles sentir placer por el saber y se adelantaba a hacer una descripción a las asignaturas que deberían estudiar las profesoras.

Las mujeres debían conocer cómo se desarrollaba la razón de los niños con el paso del tiempo, su mentalidad. Debían hacer una prueba práctica para formarse como maestra en la que se enviaba a la maestra y al maestro, a la escuela que tuvieran más cerca para aprender con un maestro. Con esa prueba se pasaría de una maestra analfabeta, a la maestra maternal. De esta forma, el maestro y la maestra eran igual de necesarios que un padre y una madre en un hogar. Rousseau decía que la mujer era positiva y que, por lo tanto, necesaria.

El objetivo era buscar un espacio mejor para que el nuevo modelo de maestra en el que se pudiera mover de manera eficaz, pero sin sobrepasar los límites que estaban impuestos a su condición femenina, imitando los patrones de padre y madre en el hogar.

La mujer debía dedicarse a la maternidad, la maestra maternal debía llenar en la escuela, era imprescindible porque es la madre social que sustituye a la madre biológica. Tenía unas características específicas que el hombre no tenía, ya que permitía controlar a muchos niños a la vez en un aula al tener más paciencia, amor y cariño. Este modelo de maestra maternal dependía del nivel de conocimientos que se le exigía a la profesora, como la forma de preparación del maestro al que ayuda y el número de párvulos que se le da.

En contraposición a esto, Montesino desconfiaba del trabajo que pudiese hacer una maestra sola, pero en 1838 se creó una primera escuela de párvulos, donde se siguió su modelo de la maestra maternal. En 1816, en 1820 y en 1824 se crearon diferentes escuelas para acoger a la infancia de 2 a 7 años. En 1824 se abrieron cinco escuelas más en Londres y demás provincias. Una de ellas se creaba para formar a los profesores con el nuevo modelo de escuela(Colonial Infant School Society).

Es cierto que el modelo de maestra maternal también existió en Inglaterra, Francia, y en la Westminster Free Day Infant Asylum,que era otra escuela, propietaria de Benjamín Smith. Dicha escuela tenía como profesor a Buchanan que era ayudado por su mujer y su hija y enseñaba la flauta y ritmos infantiles de una manera super motivadora.

Escuelas como las infants schools y los párvulos tenían características muy similares en organización del espacio escolar, ya que, eran disciplinados y bien comportados. Este tipo de comportamiento se conseguía antes de los 7 años, ya que se comprobó que los niños y niñas aprendían por imitación, que no aprendían de una manera razonada. Se dedujo que los hábitos, pasiones, sentimientos o costumbres eran mucho más importantes a la hora de enseñar.

El maestro y la maestra debían familiarizarse con los hábitos que traían los párvulos. En esta última, los niños debían recibir armonía y cooperación de sus padres y maestros. Los padres respetarían al maestro por el objetivo principal que tenían esas escuelas, ya que imponían a los niños de los estratos sociales más desfavorecidos. Estas escuelas eran importantes para el cambio político y social, ya que entonces el pobre miraría al rico y no como a su verdugo.

Así, la escuela sería una comunidad donde los padres formarían parte, ya sea de manera directa o indirecta, pues no tendrían la necesidad de interferir en la labor del maestro. Por último, se daba más importancia a los comportamientos religiosos, antes que un modelo de igualdad social y educativa.

CAPÍTULO 9. LA MAESTRA MATERNAL EN LA LEGISLACIÓN

El analfabetismo femenino perdió la batalla. Todo aquello que se necesitaba social y económicamente, creó una mentalidad favorable a la alfabetización femenina. Los ayuntamientos que no querían disponer de escuelas hicieron que se vieran negativamente las maestras, para después formarse hasta el año 1857.

La ley hacía que el poder empezara a demandar de los ayuntamientos otra obligación, así que lo que era la puesta en marcha de los colegios para niños, supondría un gasto bastante grande. La maestra maternal parecía una buena solución ante este problema de dinero. Ahora, la presencia femenina en las escuelas era sumamente necesario, pero varias leyes como la Ley de 1838 imposibilitaban medidas fáciles para las maestras y escuelas de niñas.

Sin embargo, el interés que se empezaba a ver en la educación de las niñas tenía de resultado un incremento bastante fuerte aunque no era suficiente. El número de escuelas de niñas que se creaban a partir del año 1838 terminaría repercutiendo sobre la formación de la maestra.

Claudio Moyano decide intervenir en la escolarización infantil de las niñas y formación de las maestras. De esta manera, el modelo de la maestra maternal que había ideado Montesino empezaba a deteriorarse y a contrastar diferentes cambios.

Posteriormente, los estudios oficiales que tenía la maestra empezaron a reconocerse en diferentes círculos que eran oficiales, aunque todavía no se consideraba todavía una profesión femenina.

Se querían establecer diferentes medidas, y es así cómo aparece el Plan de Instrucción primaria de 1866, que obligaba a los ayuntamientos a abrir escuelas para niños, pero que restringía la apertura hacia las niñas. A las escuelas de niños se les ofrecía todo tipo de detalles, y a las niñas, se les excluía. En los pueblos que llegasen a más de 100 vecinos se crearía una escuela elemental completa donde habría un maestro con titulación. Aprenderían temas de religión, lectura y escritura, geometría, dibujo, física y química, historia, geografía, etc.

Pero si este tipo de escuela no era fiable, el Gobierno se conformaba con una escuela elemental incompleta, en donde el maestro podía tener no siempre un título. Estas escuelas primarias superiores, se daban en ciudades y villas con más de 1200 habitantes, en las cuales a los maestros se les daban recompensas bastante altas y además podían cobrar en metálico, en granos o algo equivalente.

Cabe recalcar que además de los sueldos fijos adquirían una retribución semanal, mensual o anual de las familias de aquellos niños que no eran realmente pobres, y es así, como el Gobierno buscaba medios para dar una mayor competitividad.

La ley de 1838 no consiguió poner fin a la falta de pago de las diferentes retribuciones para los maestros. Más tarde, maestros y maestras empezaron a cobrar sus sueldos. En 1848 se acusaba a los maestros por participar en actos políticos. A éstos se les exigía una preparación académica mucho más fuerte, mientras que la maestra solo se debía encargar de las aulas con los niños.

Gil de Zárate decía que las maestras seguían en la misma ignorancia que antes. Consideraba que ese examen práctico no les había hecho avanzar, pues seguían sin saber escribir ni leer. Afirmaba que las mujeres eran mucho más importantes en esa época para todo tipo de familias pobres, así que, tiempo más tarde se fue implementando a la mujer en el trabajo de las escuelas, pero se les pagaba mucho menos que al maestro (una tercera parte).

Podrían comenzar a los 25 años, aunque si esto se hubiese sido más pronto hubiesen adquirido mejores conocimientos, ya que, a edades tempranas el aprendizaje es mucho más rápido.

1. Los inicios de la modernidad: la Ley Moyano.

Con esta Ley de 1857 el legislador reconocía el derecho de formación en escuelas normales. Además, se haría un título de cultura oficial específicamente femenina, para que la mujer se formase más hacia el hogar, que la docencia y se fijaría el modelo de maestra maternal y legitimó toda la desigualdad que se venía encontrando. Al final se terminaría por reconocer una capacidad racional bastante amplia, y la mujer se quedaría en un modelo de maestra racional intuitiva.

Por otro lado, se corregía y modificaba algunos puntos de la ley de 1838 y se cambiaba la distribución de los espacios sociales donde acoger al sexo femenino, llegando a crear una Escuela Normal de Maestras en la que se aseguraría el cumplimiento de nuevas funciones sociales nuevas que se daba a la mujer. Dicha ley obligaba a que se abrieran escuelas de niñas, y por primera vez se ocupaba de la formación oficial de la maestra.

La nueva Ley de 1857 estaba dividida en cuatro secciones. La primera se ocupaba de los estudios, la segunda de los establecimientos de enseñanza, la tercera de lo que era el profesor, y la cuarta del gobierno y administración de la instrucción pública.

Las modificaciones que impuso Moyano se encaminaban a asegurar una eficacia sobre las ramas de la enseñanza. Las buenas esperanzas se verían afectadas tiempo después, porque se comprobó que, en la práctica, los maestros de escuelas elementales y superiores no tenían los mismos niveles exigidos por la ley.

En cuanto a los modelos de escuela se ordenaba el asentamiento de la población infantil en escuelas elementales completas, incompletas, de temporada y superiores. Creía que era posible que aquellas localidades que no pudieran o que simplemente no quisieran, pudiesen abrir escuelas elementales incompletas para la población infantil femenina.

También utilizó la educación como instrumento de poder; mejoró las condiciones de las escuelas de niños y obligó a los ayuntamientos a establecer escuelas de niñas, pues el número de niños era mucho más alto que el de niñas, y era algo que se debía mejorar, ya que estas profesoras recibían mucho menos dinero que un maestro.

Realmente no estaban muy bien preparadas, aunque a los ayuntamientos no les importaba demasiado porque en el factor económico, era algo “bastante barato”.

La desigualdad que recibían las niñas repercutió directamente en cómo se formaban las maestras, así que Moyano reguló las asignaturas que debían cursar las maestra dentro del grado elemental y superior, de esta manera aseguraba el modelo de maestro maternal.

En las localidades había una discriminación bastante amplia hacia las mujeres, ya que además de sexistas, se consideraba que las futuras maestras no debían saber a penas sobre agricultura e industria o comercio.

La Escuela Normal Central de Maestras nacía por interés del Estado, y la escuela normal de maestras, suponía el primer intento oficial por controlar su trabajo. La mujer que quisiera ser maestra tenía dos opciones: realizar estudios en la Escuela Normal Central o el optar a estudios privados de una manera más particular. La primera opción era buena, porque se capacitaba a la mujer para ocupar cualquier plaza, incluso el de directora. Sin embargo, la segunda, también tenía algo muy positivo porque estaba al alcance de cualquier persona pues no se necesitaban muchos recursos económicos, aunque se desviaba a las aspirantes a maestra pues hacia lo que favorecía la ley, la enseñanza privada religiosa.

Navarra fue la primera que obtuvo la formación de maestra maternal con un currículum doméstico que tampoco se parecía demasiado a lo que era la formación del maestro, ni siquiera se asemejaba a las materias. Aprendían a leer, escribir, nociones de doctrina cristiana y demás labores. Eran asignaturas impartidas por maestros de primeras letras de una propia localidad mientras que una mujer de ese lugar enseñaba a las niñas algunas labores que fuesen más elementales.

 En 1841 se crea en Pamplona una Escuela Normal de Instrucción Primaria Elemental y en 1847 se abre la Escuela Normal de Maestras, para todas aquellas necesidades que se tuvieran en cuanto a la formación concreta de la mujer en la maestría. Esto lo presidía el jefe Superior de Navarra.

Siguiendo a Navarra, se unieron varias provincias a esta idea. Un ejemplo de esto eran las ciudades de Logroño en 1852, o Álava en 1856, Cuenca, Granada, Huelva, Salamanca y Sevilla en 1858… Las escuelas normales de maestras se fueron abriendo en diferentes provincias, y cada municipio, adquiría su currículum. Todas ellas tenían unas reglas en común.

CAPÍTULO 10. LA MAESTRA MATERNAL EN FUENTES DOCUMENTALES

A continuación, mostraremos la pervivencia del modelo de maestra maternal después de que se promulgara la ley de 1857.Las mujeres estaban sometidas al control patriarcal y a los inspectores del ramo, pues hasta 1891 no habían existido inspectoras de escuela en nuestro país.

Montesino y Gil de Zárate tenían miedo a que se formaran las maestras en escuelas normales pues consideraban que era mucho mejor instalarlas en conferencias domésticas o en instituciones religiosas. El tiempo demostraría que estaban equivocados, Labra lo ilustró.

El 30 de marzo de 1849 se creó el cuerpo de inspectores, a través de la cual se visitaba a muchas escuelas y ayuntamientos, para exigir el cumplimiento de la ley. Con esto, se informaba al gobierno de las necesidades de las escuelas y el estado de éstas. Algunos elogiaron esta medida, mientras que otros como Jimeno Agius, les acusaba de culpables por dar datos falsos sobre el grado de formación de las maestras y maestros de las escuelas que vigilaban.

Los inspectores (nombrados por el gobierno) ayudaron a las maestras mediante la publicación de manuales al reconocer los graves problemas que se habían desencadenado ante ellas. En dichos manuales se hablaba sobre todo de la importancia de la actitud unánime, es decir, la educación de las niñas deberá descansar sobre la religión, la autoridad del ejemplo y la buena influencia de las buenas costumbres, entre otras cosas. Se decía que lo importante para ser maestra era mantener una imagen capaz de atraer la inocente mirada infantil hacia los adornos de las obligaciones cristianas. Los inspectores consideraban que la maestra ideal era la viuda.

Las niñas en la escuela debían imitar las conductas de sus maestras. La profesora, sin embargo, tenía que seguir un modo de vida acorde con la religión. Entre otras muchas características que tenía que seguir, era el de ser vocacional, entusiasta y paciente, o tolerante. La manera de vestir y actos de las maestras debían ser imitados por las niñas en las escuelas. A estas maestras se les exigía completar el papel de madre hacia los niños, pero sin llegar a menoscabar la autoridad de ellas. Además, tenían una lista de deberes amplia, como sus costumbres que debían ser puras, o dar la máxima confianza a los padres de los niños y costumbres religiosas.

El modelo de maestra maternal terminó así con diversos cambios, y la exigencia de una educación formada por las mujeres que hizo que los maestros tuvieran que ajustarse a un currículum más apropiado. Así, las profesoras se acompañaban de diferentes asignaturas domésticas como la limpieza e higiene, y de esta manera, con los diferentes aspectos, se confiaba en la mujer para impartir las clases solas sin ningún tipo de ayuda de ningún hombre.

Para aprender, las niñas debían comprender, repetir varias veces lo memorizado, y finalmente explicar a la maestra. Los hombres advertían a las profesoras de sus limitaciones impuestas por la sociedad pues estaban rodeadas de hombres. La maestra no tenía mejor recompensa que la satisfacción interior de su consciencia.

Toda esta ideología venía a justificar el bajo sueldo que recibían las maestras bajo la ley, así como, las cualidades de las maestras le servirían para despertar en las alumnas; el interés por el aprender.

CUARTA PARTE: LA MAESTRA RACIONAL INTUITIVA DURANTE EL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XIX EN ESPAÑA.

España debe afrontar las circunstancias para convertirse en un país moderno capitalista, puesto que así mejorará su nivel industrial, financiero y educativo. En ese momento, Sanz del Río aprovecha para introducir el krausismo, un movimiento filosófico que surge de la Revolución de 1868 y que iba a provocar grandes cambios sociales, educativos, metodológicos y religiosos durante el último cuarto del siglo XIX. Por otra parte, el impulso de la iniciativa privada aleja el nivel académico exigido a la maestra de los límites académicos regulados por Moyano. De esta manera, se consiguió lentamente que vayan desapareciendo las diferencias entre el proceso de formación femenino y masculino.

Las necesidades políticas, sociales, educativas y religiosas que surgen debido al krausismo, desencadenarán el desarrollo del tercer modelo de maestra. Este tipo de maestra es inspirada en la filosofía krausista y la metodología froebeliana, proveniente de Alemania y en la teoría de la maestra maternal copiada de los ingleses.

Es así como surge este nuevo modelo denominado como: La maestra intuitiva, que supone la tercera fase de incorporación de la maestra española a la escuela pública.

CAPÍTULO 11: LA EDUCACIÓN DE LA MUJER DURANTE LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX

1.              Panorama político-social

Podemos situarnos durante el reinado de Isabel II. Hubo grandes opositores a su reinado como es Emilio Castelar, el último presidente de la Primera República en España, quien levantó su grito de guerra. Redactó en las páginas de uno de sus periódicos (La Discusión) una denuncia directa contra la soberana. Por otro lado, Don Juan Manuel Montalbán, el rector de la Universidad Central, anima a sus estudiantes a manifestarse para conseguir la libertad y la renovación. Era la primera vez que estudiantes y profesores se unían con un mismo propósito contra el ejército. Aun habiendo prohibido la soberana esta manifestación, los estudiantes no se quedaron atrás, pero, sufrieron las consecuencias de una terrible revuelta.

Para evitar una posterior revuelta, el 22 de enero de 1866 se decreta la prohibición de participar el profesorado en asuntos ajenos a la enseñanza. Además, para tomar control de la situación, se promovió una campaña para que las autoridades civiles y eclesiásticas pudieran manifestar su adhesión a la reina. Este acto llevó a una mayor tensión entre el rector y el profesorado. Finalmente, un grupo de catedráticos impulsaron su opinión y consiguieron arruinar el reinado de Isabel II.

Después de la crisis de 1868, España entrega el poder a este grupo de educadores que lograron el cambio del régimen desde sus propias aulas. Estos deberán construir un puente hacia la modernidad, a través de la modificación del planteamiento educativo y metodológico, creando una defensa de la libertad que propicia la aparición del tercer modelo de maestra, la maestra racional intuitiva.

2. Iniciativas privadas a favor de la educación de la mujer.

El modelo de maestra racional intuitiva comienza a gestarse en España gracias a las iniciativas de Fernando de Castro. En 1869, las Conferencias Dominicales pretendían aconsejar a las mujeres y animarlas para que se esfuercen en influir sobre las generaciones venideras. Fernando de Castro les pedía por un lado que influyeran en los hombres para que estos llegaran a ser algo en todos los ámbitos: social, religioso, político… pero, que en ningún momento se propongan imponer sobre ellos. Este dominio, que presentaba la mujer, se consideraba otro de los argumentos para defender su derecho a la instrucción pública.

Castro consiguió en 1873 establecer una cátedra de pedagogía froebeliana en la Escuela de Institutrices de Madrid, la primera institución importante para la formación de mujeres. Esta institución llegó a contar con el apoyo del gobierno y se ocupó de la formación de las maestras e institutrices con los nuevos principios racionales y metodológicos.

Unos años antes se había fundado en Madrid, la Asociación para la Enseñanza de la mujer, otra institución privada que preparaba a las jóvenes que ya habían cursado estudios de primaria para el acceso a la Escuela Normal. Este centro, permitía a éstas aplicar los conocimientos adquiridos para desarrollar su actividad profesional en ámbitos laborales distintos del magisterio. Gracias a las iniciativas privadas de Fernando de Castro, aparecieron durante la Restauración una serie de centros que pretendían a las mujeres optar por profesiones distintas del magisterio.

CAPÍTULO 12: LA MAESTRA RACIONAL INTUITIVA, CONSECUENCIA DE UNA NUEVA EXIGENCIA METODOLÓGICA Y RELIGIOSA

Debido a las nuevas funciones que se le asigna a la mujer en el hogar, a la exigencia que se le pide a una profesional de la enseñanza, las críticas que reciben las dañinas actitudes religiosas impuestas a la mujer y la búsqueda de un método compatible con la naturaleza de la infancia, dan lugar a la aparición del modelo de maestra racional intuitiva. Este modelo consiste en adaptar la estructura familiar al nuevo cambio social mediante una madre y esposa formada. Por otro lado, en la escuela se pide que la presencia de una profesional se construya de tal forma que sea apta para inculcar en la infancia el deber social, moral y político exigido por una sociedad más moderna.

1.              La educación de la mujer en la atmósfera del krausofroebelismo.

Desde 1868 se regenera la sociedad y se reforma la educación por medio de los krausistas. Un aspecto a destacar es que se tuvieron en cuenta dos teorías para explicar el tercer modelo de maestra: la teoría de Froebel y la teoría de Krause.

En cuanto al ámbito pedagógico, los krausistas eran libres de pensar. Ellos se imponían a las políticas, a la religión y a la educación que el régimen isabelino trataba de imponer. Siendo conscientes del verdadero objetivo de la educación, aquellos que se llamaban como tal, comenzaron desde sus aulas a propagar una teoría ética y moral que movió la juventud libre y renovadora. En definitiva, los krausistas buscan la verdad frente al dogma y llevar a cabo una regeneración entre los miembros de la sociedad por medio de la educación. Precisamente, fueron ellos los que alzaron las óptimas cualidades que presentaban las mujeres de acuerdo con las exigencias racionales y metodológicas, es decir, el trabajo de una maestra nacional. Pero, los hombres presentaban un gran fondo ideológico donde las diferencias entre los sexos eran evidentes.

Aunque los krausistas no consiguieron eliminar esas diferencias, apoyaban que la maternidad era el aspecto clave que convertía a toda mujer idónea para ser maestra nacional. La maternidad, ellos la definen como estado inherente a la condición femenina (instinto superior femenino para identificarse con los niños).

Realmente, la incorporación de la mujer en la enseñanza se vio favorecida, puesto que era necesario en la situación familiar la atención a la niñez. De esta forma, se pone en vigor la metodología froebeliana, defendida por los krausistas y los institucionistas, que tomaban el interés de incorporar a la maestra llena de cualidades esenciales para tratar con la niñez.

1.1                 Afinidades entre Krause y Fröebel.

Las principales similitudes entre lo que postulaba Krause y entre lo que postulaba Fröebel son las coincidencias en materia religiosa y educativa. Los krausistas primeramente se basaron en los postulados de Sanz del Río, quien simultáneamente apoyaba las tesis de Fröebel. De esta forma, con la metodología de Fröebel se enlazaron los mecanismos de control que ejercía la Iglesia sobre la enseñanza. Así, ambas figuras optaron por una metodología que tuviera cierto respeto a la naturaleza infantil y también hiciera posible la existencia de Dios desde el proceso intelectual.

En resumen, Fröebel y Krause utilizaron la escuela y la mujer para obtener una relación entre naturaleza y logos y así, establecer el equilibrio de la unidad humana: libertad religiosa, acabar con las imposiciones políticas y religiosas…

2.              ¿Por qué la metodología froebeliana se presenta tan compatible con la naturaleza femenina? Ideología y economía

Según el método de Fröebel, este requería de un agente social familiarizado con la infancia, es decir, la mujer, ya que era considerada por tener una gran experiencia como madre y en la crianza de niños. El cambio hacia el tercer modelo de maestras se produce con la implantación de esta nueva metodología. Se defiende que la maestra por su carácter aparece como sustituto de la madre biológica en el espacio público. Sin embargo, el interés de estos por destacar las cualidades de la mujer como educadora ocultaba que, realmente, el interés era introducir la presencia femenina en la profesión docente para excluir su presencia en otras profesiones.

A través de la organización de varias actas, se consiguió que la mayoría de las escuelas de párvulos, es decir, la comprendida entre los 2 a 6 años, pasaron a estar dirigidas por maestras, que empleaban el método de Fröebel.

El objetivo de la nueva pedagogía era proceder a realizar un cambio que tratara de activar en la escuela, el interés en los niños. Además, el profesor debía limitarse a despertar y dirigir las fuerzas del niño.

Una vez logrado la exposición de la teoría froebeliana, solamente faltaba demostrar que la fertilidad femenina no se encontraba limitada por la actividad biológica, sino que la mujer tenía las mismas facultades que el hombre. De esta manera, la maestra, primera profesión femenina, sería remodelada para conseguir una profesional del magisterio más acorde con las exigencias del nuevo orden social, que requieren de ella un curriculum cualificado y un método asentado en el respeto a la individualidad y la espontaneidad.

3.              El cambio religioso propiciado por los krausistas favorece la aparición del modelo de maestra racional intuitiva.

El nuevo modelo propuesto de maestra no es consecuencia solamente de un cambio metodológico, sino también de un cambio religioso.

Lo que venían demostrando los krausistas eran las dañinas actitudes de las religiones de culto a las que habían estado sometidas las mujeres durante el régimen isabelino, y a su vez la sociedad y la infancia. A partir del momento en el que lo krausistas toman gran importancia en la política del país, exigen de las profesionales en la enseñanza, que se dediquen además a moralizar el aula, pero, con hábitos y costumbres más acordes con el modelo de sociedad liberal propuesto. Serán las mujeres las encargadas de iniciar y guiar los pasos de la infancia hacia esos principios del deber social, el respeto, la igualdad y la democracia.

Los krausistas estaban en contra de la Iglesia, pero no de la religión. De hecho, defendía la postura de una mujer religiosa y moral. Es la Iglesia la encargada de cegar a aquellas mujeres de las posibles oportunidades que tenían para mantener una postura en la sociedad. Esto se debe a que las influía para guiar sus pensamientos hacia la figura de una esposa o madre que se encarga solamente del hogar y de la crianza de sus niños. Para ello, Krause habla sobre el concepto de una religión natural o moral y no de una religión eclesiástica o particular. Este cambio religioso traerá consecuencias educativas favorables para el asentamiento sólido del modelo de maestra racional intuitiva.

CAPÍTULO 13: INFLUENCIA DE KANT EN LA CONSOLIDACIÓN DEL MODELO DE MAESTRA RACIONAL INTUITIVA

Kant había mostrado un total acuerdo con Rousseau al considerar que el destino de la mujer se limitaba al cumplimiento de las funciones reproductivas impuestas por designios superiores. Pero, explicó las desigualdades entre los sexos y afirma que la mujer es de influencia muy positiva para el hombre. Con las reformas pedagógicas iniciadas por los krausistas, el deber kantiano expone que la mujer necesita las mimas instrucciones para poder cumplir con sus deberes tanto biológicos como sociales al igual que los hombres.

Kant concluye con la teoría de la complementariedad kantiana, en la que trata de asegurar que el hombre posee características negativas y por ello, necesita de la mujer, quien no requiere una cultura añadida porque nace con todas las cualidades positivas y necesarias para desempeñar su función social y perfeccionar la incompleta naturaleza del hombre. Esta teoría justifica el modelo de maestra maternal. La presencia de la mujer fue requerida en el aula, pues la maestra, complemento del maestro, aportaba las cualidades femeninas de las que el maestro carecía.

CAPÍTULO 14: LA MAESTRA RACIONAL INTUITIVA EN LA LEGISLACIÓN

Cuando llega al poder el partido liberal en 1881, la educación nacional procedió a la modernización de los estudios de maestra que propiciaron el asentamiento del modelo de maestra racional intuitiva.

Primeramente, modificaron la Ley Moyano. Era necesario que el Estado invirtiera en las escuelas normales, únicos centros públicos para la instrucción de la mujer. Así, las mujeres podían conseguir el título de maestra en el grado Normal, y a partir de allí podían impartir clases en las Escuelas Normales de Maestras. Pero, no se había conseguido la total incorporación de la mujer en los niveles superiores.

Todas las leyes dictadas durante la Restauración tratarán de regular el control en la formación de la maestra. En 1881, el gobierno fijó medidas para las escuelas normales de provincias para que sujetarán las normas y pruebas para obtener el título.

La pedagogía de Fröebel comenzó a penetrar en los estudios oficiales.  Pero, realmente la maestra racional intuitiva comienza a tomar cuerpo a partir de 1882, cuando se reorganiza la Escuela Normal Central de Maestras de Madrid. 

QUINTA PARTE: EL PROCESO DE FEMINIZACIÓN DOCENTE EN LOS PRIMEROS NIVELES DE LA ENSEÑANZA PRIMARIA

Analizaremos algunos de los datos sobre la situación de la enseñanza en el siglo XX, en concreto en el año 1997 en el cual hubo más mujeres en la enseñanza privada que en la pública, y más mujeres que hombres en general. Esto pudo ser debido a que las mujeres tenían poco tiempo para preparar la oposición. Según se exigía más conocimientos había menos mujeres, esto hizo que el número de profesoras bajase y que continuase descendiendo.

LOS PRIMEROS SÍNTOMAS DE FEMINIZACIÓN DOCENTE EN ESPAÑA

Dos años antes de la promulgación de la Ley Moyano (1857) cuando no había centros de formación de maestros, requería una escasa preparación y estaba cargada de símbolos femeninos como paciencia, por ello, este grado empezó a superar en número de titulados al de maestros y en principio no se iba a requerir a la maestra para estudios superiores, triplicándose la cifra de maestros titulados. El principal motivo fue la educación que recibió la mujer y por las funciones en el ámbito privado y público que requería.

Dos años después de la promulgación de la citada ley las estadísticas informan de que en la plantilla de las escuelas elementales privadas el número de maestras tituladas superaba al de maestros por intereses económicos, morales y religiosos. Esto hacía que las mujeres tuvieran dificultad para incorporarse a niveles superiores. Cabe destacar que las maestras no podían acceder a un grado normal.

MOTIVOS QUE PROPICIARON LA FEMINIZACIÓN

El motivo fundamental era que la mujer llegó a autoconvencerse de que los asuntos públicos no eran de su incumbencia. Las autoridades las necesitaban por el poco nivel cultural que tenían que hacía que fuesen más rentables al ser más dóciles y controlables al no ofrecer resistencia. Estaban dispuestas a trabajar sin cobrar ya que lo único que buscaban era reconocimiento social. La carrera de magisterio les permitía compaginar ambas cosas, aunque se tuvo que empezar a mostrar imparcial y por eso surgen las primeras escuelas de magisterio.

Más tarde, krausistas e institucionistas notaron que el número de títulos de maestra en grados superiores comenzó a incrementarse. Así durante la Restauración, el número de maestras que obtuvieron el certificado fue el doble que el de maestros. Un año más tarde crecía un poco el de maestros, aunque ellas seguían por encima; ellos comenzaron a perder interés y descendió el número de titulados. En 1880 hubo más mujeres ejerciendo.

2.1.      Medidas legislativas:

En España, la Ley Moyano había regulado la obligatoriedad de hacer extensible la educación primaria a toda la población española. Irían a clase de seis a nueve años a no ser que éstos les puedan proporcionar la educación suficiente. Ser profesor era compatible con cualquier otra profesión, aunque no se podía dar lecciones sin autorización del Gobierno y las mujeres tenían una tercera parte del material necesario.

Además, la citada ley obligó a que los municipios tuvieran al menos 500 habitantes para abrir una escuela, si no, tendrían que pactar con otros pueblos vecinos para crear una escuela elemental incompleta.  Si un pueblo tenía más de 500 habitantes deberían convertirla en completa, lo que suponía más gasto. Esto hizo que se crearan núcleos de enseñanza donde existía demanda suficiente. Aunque este incremento de escuelas no fue suficiente. Actuó pues la demanda privada que hizo que se cerrasen algunas escuelas. Había una maestra por cada dos mil doce habitantes. Luego se incrementó el número de escuelas, la situación siguió favoreciendo a la mujer y se empezó a igualar en 1880. En el sector público se abrieron más escuelas incompletas para niños y en privado fue al revés. En 1880 la participación de las mujeres como maestras todavía era escasa. Sin embargo, todo esto se frenaría por el partido conservador, aunque en 1885 hubo un ligero repunte de maestras.

Desde 1885 los hombres que compatibilizaban la profesión y no necesitaban titulación se redujeron porque eran los únicos que tenían ese privilegio. Esta cualificación e incompatibilidad hizo que poco a poco ellos fuesen renunciando a ser docentes. Hubo una necesidad de contratar a más personal y se empezó a ceder en que la mujer tuviera otro trabajo subsidiario. El abandono de los hombres hizo que el campo de la mujer se ampliase. Los ayuntamientos se empezaron a fijar en ellas por el título que tenían y, por tanto, la mujer se benefició del principio de compatibilidad regulado por Moyano. Aunque esto no fue exclusivo en España.

CAUSAS SOCIALES

La legislación anteriormente mencionada ayudó a la mujer a la inclusión laboral. Aunque hubo otros factores que venían del contexto social. Moyano no supo calcular bien el número de centros. Había pocas escuelas públicas, lo que propició a los centros privados hicieron que se propiciara el tercer modelo de maestra, lo que provocó que hubiera más escuelas privadas que públicas.

Los cambios sociales y el incremento de participación femenina hicieron que en el siglo XIX apareciera un nuevo concepto de crianza se incrementase la necesidad de tener párvulos, así como su calidad. Los padres necesitaban tener garantías y, por tanto, la misma situación ya expuesta en las escuelas superiores se empezaba a dar.  Esto hizo que en 1882 las maestras tuvieran que pasar un examen y mostrar un buen nivel de cultura; era el nivel en el que menos estudios se exigía y el peor pagado.

ALGUNOS DATOS SOBRE LOS INDICIOS DEL PROCESO DE FEMINIZACIÓN DOCENTE FUERA DE ESPAÑA

Este proceso de feminización docente se dio también en el siglo XIX en muchos otros países como Australia, Bélgica, Flandes Occidental (87%), Luxemburgo (hasta 1941 100% feminizadas), Inglaterra y Gales (60%), EE. UU. y Canadá (86%) y Suecia (casi 100%)

REFLEXIONES FINALES

Los estudios de maestra continúan siendo más atractivos para las mujeres de clase media rural y esto es por la relación del trabajo laboral y el seno familiar. Lerena señaló que es por la independencia que les da ese trabajo que no es más que una prolongación de lo que ya hacen en su vida normal y estudiar les servía para conservar su posición social y también para tener un mejor nivel cultural.

Lortie consideró que esa profesión aseguraba bienestar y beneficios a nivel psicológico, permitía compatibilizar horarios, ofrecer un servicio a la sociedad y trabajar con niños sanos que son personas jóvenes. Esto es también compartido por Simpson y Simpson. Asimismo, Parsons se posicionó a favor de que la mujer estuviese presente en el aula, ya que, hacía que los niños tuviesen menos inseguridades y, por tanto, mejor rendimiento.

La opinión de la autora es que la educación que damos a los niños y niñas de pequeños influye mucho en la profesión a la que se van a decantar. A las niñas se las educa a profesiones asociadas con la infancia y a los niños se les inculca que deben realizar trabajos de hombres. Los efectos negativos podrían ser aceptar salarios más bajos, que sean más sumisas, bajo prestigio de la profesión, etc. La maternidad tiene un peso importante; en el espacio doméstico sigue sin haber igualdad.

Por último, comenta que ha intentado explicar que la vocación como tal no existe, es el modelo en el que te han educado el que hace que te decidas por una cosa o por otra. Dice que si les diera la razón a sus alumnas estaría apoyando su ideología y en cierto modo que es una carrera mal pagada y desprestigiada, lo que hace, que muchas parcelas laborales sigan ocupadas por el hombre. Considera a la vocación como un ‘habito de clase’. Por ello, ha intentado exponer en una línea del tiempo los acontecimientos que han pasado para poner en tela de juicio lo citado anteriormente.

CONCLUSIÓN

En general este libro nos ha parecido muy interesante y útil y concordamos en prácticamente todas las ideas e ideología que la autora ha expuesto en el libro.

Asimismo, hemos podido abordar y entender de una manera precisa y clara los orígenes del sistema educativo y de esta carrera; pensamos que es crucial saber y conocerlo, ya que, la historia explica pues, mucho de lo que somos hoy y seremos en el futuro.

 

 

 

 

 

CITAS BIBLIOGRÁFICAS

San Román, S. (1998). Las primeras maestras: Los orígenes del proceso de feminización docente en España. Ariel.


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